Senderismo con alma en los Andes Orientales de Colombia

Aquí no venimos a correr.
No venimos a vencer la montaña ni a probar nada.
Venimos a caminar.
A estar.
A sentir.
Camina con nosotros quien carga tristeza
y también quien busca algo que no sabe nombrar.
Camina quien ríe, quien teme, quien llora,
quien se cansa y sigue.
Este no es un viaje turístico.
Es un viaje humano.
A veces empezamos en silencio
y terminamos celebrando.
A veces llegamos con dudas
y nos vamos con los ojos llenos de horizonte.
Hemos visto personas llegar tensas
y respirar profundo por primera vez en mucho tiempo.
Hemos escuchado historias compartidas entre piedras,
hemos sentido lágrimas sinceras bajo la lluvia.
Y a veces, sin palabras,
sabemos que algo en nosotros se acomoda al andar.
Aquí nadie guía desde arriba.
Aquí guiamos como se camina: a la par.
No sabemos todas las respuestas,
pero conocemos los caminos.
Y sabemos que caminar con otros, en verdad, nos transforma a todos.
No buscamos multitudes.
Buscamos verdad.
No prometemos lujo.
Prometemos autenticidad, silencio, risas reales,
y el cansancio hermoso de haber vivido un día entero en cuerpo y alma.
Aquí no venimos a escapar del mundo.
Venimos a recordarnos que aún estamos vivos en él.